La leche de almendras es conocida por su perfil nutricional único y una serie de beneficios para la salud. A continuación, desglosaremos algunos de los aspectos más destacados:

1. Baja en calorías

La leche de almendras es baja en calorías en comparación con la leche de vaca. Una taza de leche de almendras no endulzada típicamente contiene alrededor de 30-40 calorías, lo que la convierte en una excelente opción para aquellos que buscan controlar su ingesta calórica.

La leche de almendras comparte algunas propiedades con la leche de soja, pero tiene un contenido calórico aún más bajo. Si comparamos, una taza de leche de vaca entera tiene 140 calorías, la leche de soja 80 calorías y un vaso de leche de almendras 40 calorías, lo que la hace ideal para aquellas personas que quieren perder peso.

Una de las mayores ventajas de la leche de almendras es que no contiene lactosa, lo que la hace ideal para las personas con intolerancia a la lactosa o alérgicas a la leche de vaca. Además, es una opción vegana y apta para personas con dietas vegetarianas.

3. Fuente de calcio

A pesar de no ser tan rica en calcio como la leche de vaca, muchas variedades de leche de almendras están fortificadas con calcio. Esto es beneficioso para mantener la salud ósea y dental, lo que la convierte en una alternativa viable a la leche tradicional.

4. Alto contenido de vitaminas y minerales

La leche de almendras es rica en vitamina E, un antioxidante que juega un papel fundamental en la salud de la piel, el sistema inmunológico y la protección contra el daño celular. La vitamina E también puede ayudar a reducir el riesgo de enfermedades crónicas.

También provee de vitaminas D y A, proteínas, omega 6, zinc, calcio, hierro, magnesio y potasio. Además la vitamina B2 presente en la leche de almendras ayuda a que las uñas y el pelo se fortalezcan y que la piel tenga una mejor hidratación, por lo que es una excelente cura de belleza también.

5. Grasas saludables

La grasa en la leche de almendras es principalmente insaturada, lo que significa que es una grasa saludable que puede ayudar a reducir el colesterol LDL (colesterol “malo”) en el cuerpo. Esto la convierte en una opción excelente para quienes se preocupan por la salud del corazón.

6. Baja en carbohidratos

La leche de almendras es baja en carbohidratos, lo que la hace adecuada para personas que siguen dietas bajas en carbohidratos o keto. Es importante destacar que la leche de almendras no contiene azúcares añadidos en su forma no endulzada.

 

7. Rica en antioxidantes

 

Además de la vitamina E, la leche de almendras contiene antioxidantes que pueden ayudar a combatir los radicales libres en el cuerpo y reducir el estrés oxidativo. Esto tiene implicaciones positivas para la salud en general.

8. Ayuda en la digestión

La leche de almendras es naturalmente baja en fibra, lo que la hace fácil de digerir para muchas personas. Además, se ha utilizado en la medicina tradicional como un remedio para problemas gastrointestinales, ya que contiene un nivel importante de fibra soluble e insoluble que protege la pared del intestino y el colón, lo que ayuda a regular la absorción de los azúcares y controla los niveles de colesterol.

La leche de almendras es una alternativa popular a la leche de vaca debido a su perfil nutricional y beneficios para la salud. Sin embargo, como cualquier alimento, la leche de almendras puede tener contraindicaciones y efectos secundarios para ciertas personas. A continuación, te contamos algunas de las contraindicaciones y consideraciones importantes:

1. Alergia a las almendras: Las personas con alergias a los frutos secos, como las almendras, deben evitar la leche de almendras. La reacción alérgica a las almendras puede ser grave y poner en riesgo la vida.
2. Trastornos del tiroides: Las almendras contienen compuestos llamados bociógenos, que pueden interferir con la función tiroidea. Si tienes trastornos tiroideos, como hipotiroidismo o enfermedad de Hashimoto, es aconsejable consultar con un profesional de la salud antes de consumir regularmente leche de almendras.
3. Problemas renales: La leche de almendras es relativamente alta en oxalatos, que pueden aumentar el riesgo de cálculos renales en personas susceptibles. Si tienes antecedentes de cálculos renales o problemas renales, es aconsejable moderar tu consumo de alimentos ricos en oxalatos, como las almendras.
4. Deficiencia de calcio: Aunque muchas variedades de leche de almendras están fortificadas con calcio, algunas pueden tener menos calcio que la leche de vaca. Si dependes en gran medida de la leche como fuente de calcio en tu dieta, asegúrate de elegir una leche de almendras fortificada o complementar tu ingesta de calcio de otras fuentes, como alimentos ricos en calcio o suplementos.
5. Baja proteína: La leche de almendras es baja en proteínas en comparación con la leche de vaca. Si la proteína es una parte importante de tu dieta, debes considerar cómo compensar esta diferencia en tu ingesta de proteínas.
6. Intolerancia a los frutos secos: Aunque no es una alergia, algunas personas pueden experimentar intolerancia gastrointestinal a los frutos secos, lo que podría hacer que la leche de almendras les resulte incómoda. Esto podría incluir síntomas como hinchazón, gases o malestar abdominal.
7. Alergias cruzadas: Las personas con alergias a otros frutos secos, como nueces, pueden ser más propensas a desarrollar alergias cruzadas a las almendras. En tales casos, es esencial evitar la leche de almendras y otros productos que contengan almendras.

En general, antes de incorporar la leche de almendras u otro alimento nuevo en tu dieta, es aconsejable consultar con un profesional de la salud, especialmente si tienes preocupaciones de salud específicas o condiciones médicas preexistentes. Cada persona es única, y lo que es beneficioso para unos puede no ser adecuado para otros.